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El Santísimo Cristo del Calvario

 cristo de los estudiantes

Titular de la Hermandad y paso único, es obra del taller del famoso artista vallisoletano y maestro de la escuela castellana de imaginería Gregorio Femández.

Se venera al lado de la Epístola en el espacio que sirve de nexo entre la nave central del templo y la parte claustral del Convento. Allí, junto a un escudo de armas en su color de Golfín, Quiros, Ovando y Argüelles, se venera enhiesta la Sagrada Imagen.

De finales del siglo XVI está reconocida como perteneciente a Gregorio Fernández.

Es Imagen de tamaño algo mayor del natural y se nos presenta con la cabeza acunada sobre su hombro derecho en el momento de su Expiración. A pesar de ello aparece exento de dramatismo. Cristo se entrega pleno de dulzura. Su anatomía es perfecta, costillas, músculos en extrema tensión, herida costal, postura forzada de las piernas, su autos supo reflejar el momento, el inmenso drama de un hombre colgado de los traspasados brazos y reposado sobre un clavo que atraviesa sus pies.

Cristo anhelante de aire se deja posar sobre los pies, pero inmediatamente se eleva descargando su peso sobre los mortificados brazos. Debió ser terrible, pero a la vez su rostro solo refleja Perdón y Amor. La tradición nos muestra la figura del Cristo con el denominado "paño de pureza" estofado en oro y ligeramente dotado de movimiento. Lo que nos recuerda a la Virgen en el Calvario, quien al ver a su Hijo desnudo en la cruz, se quitó el pañuelo que cubría su cabeza y lo entregó para cubrir su desnudez.

El Stmo. Cristo del Calvario, también conocido como Cristo de la Buena Muerte y popularmente como de los Estudiantes, es de notables proporciones,
tragico dramatismo e impresionantes detalles realistas propios del barroco castellano, como las camaciones cerúleas o los cuidados detalles naturalistas.

La Imagen fue donada por la familia Camarena al Convento de los frailes, si bien no se sabe con certeza si fue a los actuales propietarios, los P.P. franciscanos o a los anteriores moradores, los Padres dominicos.

Se encontraba junto al altar Mayor de Ia Iglesia y muy proxima a la Imagen de la que fue Patrona de Caceres y actualmente Copatrona, Nuestra Señora del Rosario, de la que toma el nombre el templo donde esta situada. Parece ser que fueron los frailes Franciscanos del Monasterio de Guadalupe, los primeros que mostraron interés en rescatar al culto a! Stmo. Cristo del Calvario, que se encontraba en uno de los desvanes del Convento y en lamentable estado de conservación, faltándole dos dedos y con serios daños en una de las piemas, amén de que los efectos de la carcoma hacía estragos en la talla.

Está en posición de descendimiento y posee una tremenda fuerza dramática, y en su rostro sereno, asoman de manera inequívoca ya los síntomas de una muerte violenta, impregnada de todo tipo de sufrimientos y en trance de óbito. La posición primitiva en que procesionó el Stmo. Cristo, fue vertical, y las andas que lo soportaban pertenecían al Cristo de la Buena Muerte, siendo de color rojo y con aplicaciones de latón dorado. Posteriormente, al adquirirse nuevas andas, se inclina hacia delante y simula la famosa obra de Salvador Dalí denominada "Cristo sobre el mundo".

Las primitivas andas o trono propios, fueron fabricadas, en la Escuela-Taller "Virgen de Guadalupe", bajo la dirección de Germán de Manuel. Las que actualmente posee, son obra del maestro carpintero cacereño Sr. Castela, si bien su mantenimiento y conservación corrió a cargo de Antonio Díaz Cruz, mas conocido por "Boby", que fue Vicemayordomo de Honor de la Hermandad hasta su óbito en Enero de 2.012

Para sufragar los gastos de las primitivas andas o trono, se desarrollo por parte del que fuera Hermano Mayor de la Cofradía hasta su óbito, el recordado Jesús Asunción, la muy popular "operación clavel", y eran cientos las familias cacerefias las que aportaban claveles para el paso, y con la venta de los mismos, una vez concluida la procesión, se sufragaban los gastos que suponía el culto a la Sagrada imagen y su mantenimiento durante todo el año.

Acompañaban a la Imagen en sus comienzos, la banda de Cornetas y Tambores del Regimiento de Ametralladoras del Cuartel de Infantería "Argel 27" y cerraba el cortejo, como en la actualidad y de manera ininterrumpida, lo viene haciendo, la Banda de Música del Excmo. Ayuntamiento de Cáceres.

Recientemente, el Stmo. Cristo del Calvario, concretamente en el año mil novecientos noventa, fue acometida una profunda restauración que corrió a cargo de la prestigiosa restauradora cacereña María Antonia González Luceño, al haberse apreciado en la talla de madera policromada pequeñas grietas y varios focos de carcoma. Asimismo, el madero, la cruz propiamente dicha, habrá de ser objeto de modificación a corto plazo, por cuanto que el enorme peso del crucificado, hace que sufra una !eve desviación que se aconseja corregir.

Como hecho relevante, suficientemente acreditado tanto documental como gráficamente, hay que señalar lo acaecido en torno a la Sagrada Imagen del Stmo. Cristo del Calvario hace menos de dos décadas. Procesionaba la Hermandad una mañana del Viernes Santo por su itinerario habitual, a la altura de la calle de Pintores, en su travesía con calle de Paneras, como consecuencia de estar picado uno de los pebeteros, de los dos que siempre van encima de las andas, se prendió fuego la paja que, por aquel entonces sustentaba los claveles y demás adornos florales del paso. En cuestión de segundos, el trono comenzó a arder y una inmensa humareda nubló la soleada maana del Viernes Santo. Y se dio la extraordinaria circunstancia, que de todo el recorrido, fue a ocurrir el gravísimo y aparatoso incidente, en el unico lugar del itinerario donde se encontraba por aquellas fechas un extintor de incendios; el fuego se produjo junto al Hotel Iberia, en la misma puerta a escaso dos metros de la Imagen, en décimas de segundo quedó extinguido. Realmente, se trató de un hecho prodigioso, que causó honda conmoción en el pueblo de Cáceres. Fue verdaderamente, milagroso que la Sagrada imagen no sufriera daño alguno, siendo mas que comprensible, que algunos lo atribuyeran a intercesión divina.-