El Título I, artículo 16 de la Constitución española garantiza la libertad religiosa y de culto. Por otro lado el artículo 86 dice; "En caso de extraordinaria y urgente necesidad, el Gobierno podrá dictar disposiciones legislativas provisionales que tomarán la forma de Decretos-leyes y que no podrán afectar al ordenamiento de las instituciones básicas del Estado, a los derechos, deberes y libertades de los ciudadanos regulados en el Título I.
La Libertad religiosa y de culto es un derecho fundamental que debe, en todo caso, ser respetado y amparado por las Instituciones del Estado. No cabe por tanto el término prohibición, aunque si debe existir una coordinación y buscar el espacio para que esos derechos puedan ser ejercidos sin cercenar o menoscabar los mismos.
Nos encontramos inmersos en una pandemia que ha trastocado nuestra vidas en lo social, laboral, económico y religioso. Hemos visto limitados los aforos de nuestras iglesias así como la forma de relacionarnos dentro de las mismas. Se suprimieron, en los tiempos más duros del Covid, todas las manifestación religiosas o de culto en la calle.
La evolución de la pandemia continúa, en algunas zonas, descontroladas. Continúan los contagios y los fallecidos.
A seis meses vista se nos presentan a los católicos unas fechas claves en nuestro calendario, la SEMANA SANTA. Desconocemos la evolución que tendrá la pandemia pero lo que es cierto es que nos asiste el derecho a manifestar nuestra fe en la calle.
Se han celebrado toda suerte de eventos tanto en espacios abiertos como cerrados. Con protocolos de seguridad acordados con las autoridades competentes. Si ellos pudieron, nosotros tambien.
Consideramos que es el momento de comenzar a buscar, con las autoridades gubernativas y sanitarias, cómo y de qué manera podemos llevar a término aquella. Es evidente que no será como años precedentes, es evidente que deberemos plantearnos otra forma de enfocar nuestros desfiles, pero es necesario que salgamos a la calle.
Es un mensaje de esperanza que no podemos omitir. Os animamos a reflexionar con valentía.
Debemos hacer defensa de nuestra fe y su manifestación pública. El Evangelio debe salir a la calle.
Un fraternal abrazo.
